Resuena en un verso un nombre
que arropa el ayer ignoto
fragancia en cuerpo de olivo,
silencio cubierto en polvo.
Es el violín del verano,
esos acordes tan sordos
llueven sin mojarnos casi
y vamos muriendo a trozos.
Como el columpio sin niño,
el sillín de caucho roto
ve gris el banco del parque,
oye triste el arpa del tiempo.
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