rastas rubio albaricoque,
caricias de porcelana,
labios de mil y un sabores...
Lamiendo lenguas la nata
sobre sus cuerpos de gofre,
gime una Venus salada
acariciando su monte.
Y en un viento de escarlata
suena un aullido de golpe:
el latir de las lesbianas
se estremece entre la noche.
"Y qué Dios osará juzgaros
si sus balanzas de oro
no han medido el peso
de vuestras lágrimas"
Charles Beaudelaire
no han medido el peso
de vuestras lágrimas"
Charles Beaudelaire
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